¡Joder Nico!, Anoche estuvimos hablando de ti, y como no, en el Pub del Rubio. Allí estaban tus amigos… los de siempre, los de verdad… que recordaron batallas, historias, sainetes jocosos… entremeses de barra y tapa, contándolos al modo que solo saben hacer los buenos amigos…
Tenías que haber visto el brillo de sus ojos… sus sonrisas, Nico.. su buen rollo…
Fueron muchos los recuerdos que se alzaron al calor de una estufa de leña, copas que sinceras chocaban y ese olor a lo vuestro, que yo llevo en el alma desde que por primera vez pisé la escalera de tu vida cuando en ella se atisbaba, más cerca que lejos, el rellano del “hasta aquí”.
Corriste mucho Nico, consumiendo cada escala con el ansia del que le vacila al tiempo camuflado en la sonrisa de quien se arropa en su esencia, y ya atisbando esa cima, que es la antesala del abismo, decidiste soberano, que era momento de darle a tu vida el adecuado sosiego, obligado por esos achuches que sujetaban tus alas.
Tú te marcaste siempre los tiempos sin consentir que nada ni nadie, condicionara el libreto de tu camino, que siempre anduviste cómplice, de la mano de la libertad, regalando bondad a raudales, allá por donde pasabas, sin nada esperar a cambio
No te has ido Nico, para nada te has ido… Sigues y seguirás en muchos corazones, grabado a fuego en los ángulos de las ausencias, donde los ecos de tus risas, los aromas de las hierbas del monte que nos regalabas y la especial cadencia que hacía únicas las historias que nos brindabas, permanecerán imborrables arrancando eternamente nuestras sonrisas.
Dijiste que cuando regresaras al pueblo, sería para dormir en el que tú llamabas “El Hotel de la Cuesta”, ese en el que descansan eternamente tantos y tantos paisanos y en el que a todos irremisiblemente, habrán de darnos estancia algún día… Quisiera que te hubieras equivocado en tu premonición Nico, pero una vez más, acertaste…
Decía François Mauriac, un escritor francés que “La muerte no nos roba los seres amados. Al contrario, nos los guarda y nos los inmortaliza en el recuerdo. La vida sí que nos los roba muchas veces y definitivamente”… Yo tuve la infinita suerte de que la vida me regalara tu inmortal presencia en mi alma.
Allá donde ahora estés Nico… ¡Gracias!
Muy bonito recuerdo para Nico. Con esa forma de escribir que tu tienes, me has hecho recordar a tantas gentes que en pocos años desaparecen de nuestro lado por estos queridos pueblo.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias por todo Josefina. Un abrazo amiga.
ResponderEliminarSe me han saltado las lagrimas. Leyendolo se me plasmado su imagen en mimante y mochos recuerdos de él.
ResponderEliminarBesos Davinia