Beteta, el canto del agua

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Capital de la Serranía de Cuenca.

En la zona más septentrional de la provincia de Cuenca, justo donde ésta se funde con la de Guadalajara, se halla la pequeña población de Beteta. Éste, como todos los pueblos de le Serranía de Cuenca, es un pueblo pequeño, con no muchos habitantes. Pero Beteta es, por varias razones, el más importante de estas tierras serranas. Por eso, no son pocos quienes se refieren a él como la pequeña capital de la Serranía de Cuenca. Pero mucho más acertado sería a mi juicio considerarlo como la capital del agua, pues en su témino municipal brotan las archiconocidas aguas minerales de "Solán de Cabras", con balneario incluido, y las no tan conocidas "Agua de Beteta".

Estampa de la Hoz de Beteta en otoño.
El agua también ha sido la creadora del espacio natural más conocido de la zona, y uno de los más espectaculares de toda la Serranía de Cuenca. Me refiero a la Hoz de Beteta que las pacientes aguas del río Guadiela han ido excavando durante millones de años. En el interior del barranco, de unos nueve kilómetros de longitud, se ha creado un microclima que ha permitido el crecimiento de una gran variedad de especies vegetales. Esta rica flora, unido a la espectacularidad de sus paredes calizas ha dado lugar a su declaración como Monumento Natural por la administración castellanomanchega.
Calle de Beteta.
 Ya en el casco urbano destaca su vertiginosa ubicación en medio de una ladera coronada por las ruinas del Castillo de Rochafría. En la Plaza Mayor hay unas fotogénicas balconadas de madera. Callejeando por sus calles empedradas nos encontraremos con alguna que otra casona blasonada. Así llegaremos a la plaza de la Iglesia en la que se halla el munumental templo gótico renacentista en cuyo interior se celebran en el mes de agosto los conciertos del "Festival Internacional de Música Coral Serranía de Cuenca" (fimuc).
Laguna del Tobar.
En los alrededores, a unos tres kilómetros, nos encontrarnos de nuevo con el agua como protagonista en la Laguna Grande de El Tobar en la que las limpias aguas han permitido la presencia de una rica fauna lacustre. Otra visita obligada de la comarca es la mina romana, en el pequeño municipio de Cueva del Hierro, a unos seis kilómetros de Beteta. Se trata de una antigua mina de hierro que fue explotada por los romanos, cuya última actividad minera corresponde a mediados del siglo XX. Tras años de abandano, recintemente ha sido habilitada para visitas turísicas. Ataviados con los característicos cascos mineros, te ofrecen un interesante recorrido guiado por su interior, terminando la visita en un centro de interpretación.

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