Alzada en su pedestal
de tez brillante y hermosa,
tan divina y celestial,
nuestra Virgen de la Rosa
Dulces notas de armonía,
querubines interpretan,
en mística melodía,
encumbrando su belleza.
Sagrada Virgen María,
hermoso lucero radiante,
intensa luz encendida,
guía del caminante.
Manantial de aguas claras,
anegando corazones,
adalid de la palabra,
del Cristo de los perdones.
Gloria eterna coronada,
reina de la piedad,
madre bienaventurada,
reflejo de la Verdad.
Por la vera del camino,
que cruza la hoz preciosa,
se acercan los peregrinos,
para rezar a la Rosa.
Flor de la serranía,
a ti brindo mi cantar,
ampárame madre amiga,
para a tu hijo llegar.
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